Protesto contra la toxicidad del machismo mediante el uso de objetos que conllevan una historia, concretamente dentro de la cultura norteña, deconstruyéndolos y alterándolos.

La práctica multimedia de José Villalobos objeta y desbarata los estereotipos culturalmente aceptados de la masculinidad tóxica.
Villalobos creció en la frontera entre Estados Unidos y México, en El Paso, Texas, y se crió en una familia tradicional y religiosamente conservadora.
Su obra concilia los retos de identidad en su vida, atrapado entre las costumbres tradicionales mexicanas y las costumbres estadounidenses, así como creciendo con ideales religiosos que entran en conflicto y condenan el hecho de ser gay.
Villalobos se enfrenta a los términos y actitudes despectivos que sigue soportando hoy en día.
La raíz de la obra de Villalobos reside en la performatividad de su identidad.
Sus atuendos son conexiones orgullosas con su herencia, pero también son recordatorios del odio y la homofobia que ha tenido que soportar.
Villalobos manipula el material a través del contexto de la identidad propia mientras examina los papeles de género dentro de la cultura familiar.
Demuestra que el desmantelamiento de los modos tradicionales de identidad masculina centra un espacio intersticial donde la materialidad suaviza la virilidad.
Villalobos protesta contra la toxicidad del machismo utilizando objetos, concretamente dentro de la cultura norteña, que conllevan una historia al deconstruirlos y alterarlos.
Aunque se crean nuevas formas, demuestra la batalla entre la aceptación de ser un maricón y la asimilación a las expectativas culturales.

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