Chuck Ramírez era una fuerza importante en la comunidad artística de San Antonio antes de su prematura muerte en un accidente de ciclismo en 2010.
Como artista y director artístico, Chuck Ramirez procesó y deconstruyó el mundo mediático en el que vivía.
Utilizando la tipografía y la tecnología de la imagen digital, Ramírez aísla y recontextualiza objetos y textos familiares para explorar la condición humana.
Siempre personalmente relevante, el artista exploró la identidad cultural, la mortalidad y el consumismo a través de sus fotografías e instalaciones; su obra subvertía los estereotipos de quienes cruzan las fronteras culturales.
Ramírez resucita los residuos -fotografiando bolsas de basura llenas, flores moribundas y piñatas maltrechas y vacías- reflexionando sobre la fugacidad de la existencia humana.
Trabajando con materiales e imágenes que formaban parte de su vida cotidiana -una vida afectada por ser seropositivo- transformó el lenguaje y el poder de la publicidad en una llamada a la acción, la compasión, la expresión y la autorrealización.